Una espectacular fiesta de inauguración, que congregó a casi 3.000 personas, fue el escenario donde Agatha presentó 20 vestidos en los que arte y moda, pintura y diseño, se fundían en una atrevida mezcla.
la creadora no se ha limitado a confeccionar únicamente prendas de vestir, sino que además diseña sillas, baldosas, mesas, taburetes, aguas de colonia, alfombras, velas, vajillas, lámparas, sofás, portadas de libros y discos, pijamas, sábanas, toallas, ropa para niños, cuadernos e incluso habitaciones de hotel.
Corrían los años ochenta en un Madrid embargado por una especie de locura colectiva cuando Agatha presentaba por vez primera sus prendas en Local, el centro de diseño de la capital española. Tras un segundo desfile en el Museo de Arte Moderno.
Hija de un famoso arquitecto y aristócrata castellano, Juan Manuel Ruiz de la Prada y Sanchiz, y de una aristócrata catalana, María Isabel de Sentmenat y Urruela,tiene cuatro hermanos: Manuel, Ana Sandra, Félix e Isabel, estudió en la Escuela de Artes y Técnicas de la Moda de Barcelona.
Comenzó a los 20 años a trabajar como ayudante en el estudio madrileño del modisto Pepe Rubio. Un año después, realizó su primer desfile en un centro de diseño de Madrid y participó en un desfile colectivo en el Museo de Arte Contemporáneo de la capital.
Tan sólo un año después de esto, Ágatha abre su primera tienda y expone ¨Trajes Pintados¨. Desde el comienzo, su trabajo ha sido rupturista y característico de ella misma. Adora según sus palabras ¨la ropa feliz¨: Utilizando colores vivos y puros, formas geométricas y todo un lenguaje simbólico compuesto de corazones, nubes y flores ha creado una identidad única que la caracteriza y distingue sobre muchos otros diseñadores.
“Mi diseño es conceptual. Si eliminamos todo lo superfluo llegamos a la conclusión de que la moda ha de ser cómoda: cómoda para el cuerpo y para la mente, cómoda para quien la lleve y la mire, y cómoda de fabricar y destruir.”, señala Ágatha Ruiz de la Prada.